A día de hoy, todos estamos familiarizados con lo que es conocido como, Trastorno del Espectro Autista o TEA. Es una discapacidad que afecta al desarrollo del individuo, en la mayor parte de los casos por una modificación o diferencia genética. Esta situación puede afectar en diversos aspectos de la persona que lo padece, tanto los sociales, como en la conducta personal y en el que queremos centrarnos hoy, en el desarrollo del lenguaje.
El diagnóstico de esta discapacidad es muy difícil de concretar, ya que no existen pruebas médicas exactas, puesto que el médico tiene que evaluar de manera individual la conducta y el desarrollo de cada paciente.
Es así como las capacidades y habilidades de las personas con TEA, como el aprendizaje, son significativamente distintas, presentando diferencias importantes, entre un individuo con autismo y otro que no. Sin embargo, muchos niños que no lo padecen, pueden presentar algunos de estos síntomas diferenciales, lo que dificulta mucho más un diagnóstico certero.
Uno de los aspectos más frecuentes a solventar del TEA son las alteraciones en el lenguaje.
¿Cómo les afecta el TEA en el lenguaje y al bilingüismo?
Frente a la ausencia de desarrollo o el retardo del inicio en la comunicación verbal, la mayor parte de los padres tienden a pensar que una educación monolingüe favorecerá a la educación de sus hijos. Sin embargo, a pesar de que no existe todavía una clara certeza acerca de la discapacidad, no hay nada que sugiera que el bilingüismo pueda tener un efecto negativo o desfavorable en el individuo con TEA.
De hecho, unos científicos de la Universidad McGill, en Canadá, descubrieron que el bilingüismo en una persona con Trastorno del Espectro Autista, puede llegar a favorecer en la flexibilidad cognitiva, puesto que con frecuencia estos sujetos suelen presentar ciertas dificultades para cambiar de una tarea a otra.
A continuación podemos leer la cita de Aparna Nadig, publicada en la revista Child Development, investigadora principal de este estudio
«Es un hallazgo sorprendente»
Y adjuntando esta información a otro estudio de la Sociedad Española de Neurología “Bilingüismo y lenguaje en niños con Trastorno del Espectro Autista: una revisión sistemática”. Explican cómo el aprendizaje simultáneo de un segundo idioma puede resultar beneficioso porque aporta flexibilidad, poder de adaptación al medio y mayor destreza de interacción social.
Por lo tanto, aparentemente las habilidades lingüísticas se desarrollan al mismo nivel en uno o en dos idiomas, lo que se traduce en que no hay diferencias en el aprendizaje entre un medio monolingüe o en uno bilingüe.
Pese a todo esto, quizás el mayor problema estriba, principalmente, en el profesorado.
¿Estamos capacitados en las aulas a educar a niños con discapacidades como el TEA?
Lamentablemente, no. Cuando la mayoría de los docentes recibió su formación, no se contemplaba la existencia de este trastorno. Si bien esto ha ido cambiando con el tiempo, hay enfoques metodológicos y actividades que pueden ayudar en el aula a hacer sentir a estos alumnos motivados y por ende prevenir una posible frustración, al no poder alcanzar el ritmo del resto de sus compañeros.
¿Cómo podemos hacer para que estos niños se sientan a gusto en las aulas?
La Organization for Autism Research de Arlington (EE.UU.,2000) propone cinco estrategias esenciales:
- Exponerlos al material de clase o a las tareas antes de explicarlas, de modo que el alumno se familiarice por adelantado, lo que reduce el estrés, así ha entendido los conceptos antes de que se presenten al resto del grupo.
- Adaptar el contenido o las actividades a las necesidades específicas del alumno.
- Acordar con el alumno un sitio-refugio al que siempre pueda acudir cuando sienta mucho estrés o ansiedad, hasta que se tranquilice.
- Proporcionar material visual que ilustre información importante que le sirva de apoyo.
- Felicitarlo por sus logros y animarlo a comportarse de manera productiva.
Conclusión acerca del aprendizaje del alumnado con TEA
Resumiendo, cada individuo es único y por ello no debíamos reducir la atención o el interés por aquellos que no puedan seguir el ritmo convencional establecido.
Todos tenemos derecho a ser educados de la mejor manera y ver el estudio como elemento positivo de conocimiento, por ello en las aulas y en las casas se debería motivar a aquellos individuos que padecen el trastorno autista.
Hay que darles a entender que pueden aprender de manera próspera como el resto de sus compañeros, viendo así que ellos también pueden con todo lo que se propongan, hasta aprender más de un idioma.